“Un terremoto silencioso” así fue calificada la mega sequía que afecta a Chile y que según las autoridades no sólo es la peor del último siglo sino que, además, mantiene a 119 comunas en escasez hídrica.
Esta crisis que parece no tener fin, obligó al actual gobierno a declarar en estado de emergencia agrícola a seis regiones de nuestro país y a dos de ellas, Coquimbo y Valparaíso, zonas de catástrofe.
En medio de este desolador panorama llegó a la UBO el geólogo Christian Herrera, doctor en hidrogeología de la Universidad Politécnica de Cataluña de Barcelona, quien tiene como misión liderar las pesquisas del nuevo Centro de Investigación de Recursos Hídricos durante el 2020.
El experto ha desarrollado muchos proyectos de estudio en zonas áridas. En el norte de Chile, en el Lago Chungará por mencionar alguno, y en la cordillera de la costa. Es lo suyo, señaló y de paso reveló que se formó junto a una eminencia de la hidrogeología a nivel mundial, el español Emilio Custodio.
-Profesor, ¿podríamos decir que usted lleva toda una vida tras el agua?
– (Se ríe) Claro, soy nortino y me formé en la Universidad Católica del Norte y he trabajado en estudios de cuencas en Chile y España.
-Pero, hizo el doctorado en España.
-Efectivamente, y cuando llegué a la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona, mi profesor del doctorado me preguntó de dónde venía. Yo le respondí que del desierto de Atacama, “entonces lo vamos a mandar a otro desierto para que le sirva en Chile”, me señaló el doctor Custodio.
– ¿Tan seco como nuestro desierto? No puede ser.
-Así fue, mi tesis doctoral la realicé en la isla Fuerte Ventura, que pertenece al archipiélago de Islas Canarias. De verdad se trata de un lugar muy, muy árido.
-Y el profesor Custodio tenía razón, sirvió y más ahora.
-Por cierto, mis temas han sido la evaluación del origen de las aguas subterráneas y el cambio climático. En el norte de Chile vivimos una sequía eterna, no esperamos que llueva. Es más, cuando llueve se producen aluviones y efectos nocivos. El norte aprendió a administrar la escasez por eso es una gran escuela para los tiempos que se viven.
-Entonces, ¿en el norte no sirve que llueva?
-Siempre sirve, pero es tan poca la lluvia que las napas no se recargan. Por lo demás, el gran problema de la zona es el sector industrial que consume el 80% del recurso. Lo que hay que hacer es mejorar la administración.
-Estos ciclos de sequía han existido siempre?
– El cambio climático ha estado presente siempre, lo que sucede ahora es que hay un efecto antropogénico que influye. El CO2 ha elevado la temperatura. Para que tenga una idea, en el pasado el clima del norte de Chile era parecido al de La Serena y eso permitió que se infiltrara el agua y las napas se recargaran. Esa agua se mueve muy despacito en el suelo a diferencia de lo que sucede en los ríos.
-Ah, la clave está bajo tierra.
-Exacto, antes el norte era más húmedo de lo que es ahora. En la Cordillera de la Costa hay agua subterránea como los pequeños manantiales de la Chimba son muy famosos. Bueno, esa agua fue datada con carbono 14 y tienen 5000 años.
-Esto quiere decir que tenemos una mina de oro o de agua bajo los pies. ¿Es lo mismo en todo el territorio?
-Sí, en el norte y en la zona central hay un almacén de agua subterránea que se puede explotar. Es más, en todos los lugares se puede cavar y a cierta profundidad siempre se va a encontrar agua. El drama es que no se ven y son subvaloradas, pero es la forma de pasar este momento difícil hasta que vuelva a llover y las napas se vuelvan a recargar.
-Al parecer, las desaladoras no son la respuesta.
-Bueno, en el norte la situación se ha hecho tan crítica que han instalado desaladoras en la costa y bombean el agua desde ahí a 2000 y 3000 metros de altura, lo que sale carísimo. Además, allí hay un problema ambiental porque cuando comienzan a bombear agua se secan los manantiales o zonas de bofedales.
– ¿Cuál es el aporte de la academia en esta crisis hídrica?
-Es fundamental. Esta es una problemática con la que se debe lidiar y los estudios científicos sirven para explicar a las autoridades hasta donde se puede explotar un recurso. El problema es que en Chile se adquieren derechos de agua que son perpetuos y cuando no hay una investigación seria se ceden más derechos de lo que aguanta el recurso.
– ¿Acá es donde aparece el Centro de Recursos Hídricos de la UBO?
– Sí, la idea es generar conocimiento de la recarga (en las napas) que está ocurriendo ahora para recomendar a las autoridades respecto de las decisiones que tienen que ver con la entrega de derechos de agua.
-Su experiencia en este tema será fundamental en las investigaciones que desarrolle la UBO.
-La idea es que la experiencia acumulada del norte se traspase a la zona central que siempre ha sido semi árida, pero que actualmente está en una transición a ser un sector árido de frentón por la falta de la lluvia.
-En definitiva ¿se puede hacer algo con las napas?
-Esa será parte de nuestra investigación. Queremos ver la posibilidad de realizar una recarga artificial con el agua que va a dar al mar. La idea es atraparla para recargar ¿cómo lo haremos? Esa respuesta la guardaremos hasta estar listos.