La Organización Mundial de la Salud explica que, en los últimos 50 años, la actividad humana y, en particular, la emisión de combustibles fósiles, han liberado grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, emanación que aumentó en más de un 30% a partir de la revolución industrial, afectando al clima mundial.
Pavimentos derretidos en Sidney, nevazón en el desierto del Sahara, el mar congelado en Massachusetts o la tormenta eléctrica en La Araucanía son los acontecimientos más impactantes de las últimas semanas. Recordemos, también, la fuerza devastadora del huracán “Irma”, los destructivos aluviones en Chañaral y Villa Santa Lucía o las infernales olas de calor en el Gran Santiago.
Efectos producidos por una fase natural del planeta o del cambio climático, lo cierto es que el desarrollo de las actividades diarias se ven afectadas, principalmente por las consecuencias que dejan las inestabilidades climáticas a las que estamos expuestos en distintos puntos del planeta. Entonces, al ser testigos de estos acontecimientos, ¿a qué atribuimos estos fenómenos?
“Las temperaturas más altas que lo habitual y los diferentes sucesos en Chile u otros países, pueden ser efecto de lo que está ocurriendo, un fenómeno que responde a múltiples variables climáticas con causas naturales y antrópicas”, explica Maureen Murúa, académica e investigadora del Centro de Investigación en Recursos Naturales y Sustentabilidad (CIRENYS) de la Universidad Bernardo O’Higgins.
De acuerdo a lo que indica la académica, los cambios en el clima se han registrado desde tiempos memorables, ya que las glaciaciones y los periodos interglaciares son ciclos que suceden, como mínimo, en una escala centenaria. Es así como el ser humano y el planeta son los responsables de esas marejadas más fuertes, de temperaturas extremas o cambios a los que no estamos acostumbrados y atribuimos al Calentamiento Global.
De esta forma, la Investigadora de Cirenys comenta que “en la medida que emitimos más gases, rompemos el equilibrio natural y cuesta que el planeta genere su homeostasis. Diría que el cambio climático es alarmante porque está ocurriendo aceleradamente, así es que debemos tomar conciencia”.
El rol de los líderes
El 12 de diciembre de 2015, la capital francesa fue testigo de un pacto ambientalista histórico. 195 de los 197 países pertenecientes a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático forman parte el “Acuerdo de París”, instancia en que los líderes mundiales se comprometieron a gestionar una economía baja en emisiones de carbono.
Pero 2 años más tarde, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retiró a la potencia mundial del tratado, actuar que Maureen Murúa no comprende, ya que asegura que “es parte de la ignorancia (del líder norteamericano) decir que es un invento. El cambio climático es real y está ocurriendo: las temperaturas son más altas, hay precipitaciones donde no eran recurrentes, el nivel del mar ha aumentado… es preocupante”.
Además, es enfática en recalcar que la función de los medios de comunicación y de quienes encabezan la política de cada país, “porque mientras se diga que es mentira, la ciudadanía no tomará conciencia de la contribución que puede realizar, por más pequeña que sea, para recuperar el equilibrio del ecosistema natural de La Tierra”.
Es por ello que, como lo informó “El Mostrador” en su edición online, Chile ratificó el Acuerdo de París sobre cambio climático, donde se comprometió a seguir desarrollando políticas en ese sentido y avanzar hacia el cumplimiento de los objetivos de crecimiento sustentable.
Queda mucho por sembrar
“Por lo menos hay una voluntad política para firmar tratados que colaboran, contribuyen y van en la línea de la buena fe para hacer mejor las cosas”, destaca la investigadora de la UBO, pero revela que es frustrante que Estados Unidos se haya retirado siendo que es uno de los mayores emisores de gases efecto invernadero, mermando el esfuerzo internacional.
Por la misma razón, manifiesta que aún faltan muchas acciones por implementar y respetar, porque se necesita un cambio cultural de la población en general, ya que sin educación ciudadana, considero que es difícil que se puedan tener mejores resultados o que se pueda avanzar.
“En Chile, falta cultura científica ciudadana. Cuando se implementa alguna iniciativa, es necesario que se haga partícipe a la población junto a una educación ambiental, ya que, si no se transmite ningún proyecto, nacional o internacional, no se logrará establecer esta conciencia en la comunidad”, sentenció Maureen Murúa.
Realizar acciones tan simples como el reciclaje para evitar el deterioro apresurado del Medio Ambiente, tener su propio huerto, o el autocuidado de no exponerse a situaciones riesgosas provocadas por eventos climatológicos, son fundamentales para crear conciencia en las futuras generaciones, quienes tendrán en sus manos el futuro de la casa de todos.