La aceptación del riesgo de incendio en Guayaquil durante los siglos XVI-XVIII
naliza la relación de la sociedad colonial de Guayaquil con los incendios urbanos desde la perspectiva de la aceptación del riesgo, destacando cómo la vulnerabilidad estructural y la imprudencia condicionaron la convivencia con el fuego. Propone que no solo fueron víctimas, sino que tomaron decisiones conscientes que aumentaron su exposición al peligro. Su enfoque innovador contribuye al debate sobre riesgos construidos y la percepción histórica del fuego en contextos urbanos coloniales.