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Webinar: Cambio Climático Urbano y Difusión del Virus Covid

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En la actualidad Chile vive uno de sus momento más difíciles de su historia debido a tres circunstancias particulares: a) los graves efectos de una pandemia mundial por el COVID-19, b) una crisis económica asociada a la pandemia y c) una mega-sequía que se extiende ya por 10 años y que según el Dirección Meteorológica de Chile, ha generado un déficit de precipitaciones de un 76% desde Curicó hacia el Norte. Que duda cabe que la pandemia por el COVID-19 es uno de los desafíos más grandes para nuestro sistema de salud pública y privada. Sin embargo, silenciosamente y sin dar ninguna tregua la mega-sequía nos sigue afectando también y va socavando lentamente el desarrollo económico y social debido a la escasez de agua. En el Norte Chico esta situación en muchos casos es insostenible y ha causado la pérdida de cosechas, la muerte de numerosos animales de granja e inclusive muchas localidades tienen que ser abastecidas de agua por medio de camiones aljibe debido a que los pozos de agua que los abastecían se han secado. En la Quinta Región y Región Metropolitana la situación también es muy delicada debido a que los embalses que abastecen de agua a la población se encuentran en niveles críticos para el abastecimiento de la población de tal manera que, si no se registran precipitaciones en los próximos meses es posible que en el próximo verano existan restricciones de agua para la población. Las regiones de O’Higgins y Maule también son afectadas por esta sequía que les ha producido importantes pérdidas en la agricultura y ganadería.
Esta condición persistente de sequía en la zona central del Chile está generando importantes presiones hídricas en muchas cuencas para satisfacer las demandas de agua potable rural (APRs), agua para riego, para protección de ecosistemas y para usos industriales. Estas presiones, en muchos casos, han llevado a depender, a las actividades agrícolas e industriales, de la explotación intensiva de las aguas subterráneas para sustentar sus actividades. Lo anterior se produce en concordancia con la demanda de abastecimiento de agua para las comunidades y para la mantención de los ecosistemas naturales, como vertientes y humedales. El contexto antes señalado, de mayor explotación de las aguas subterráneas y una disminución en las precipitaciones, está generando una reducción drástica de las reservas de agua almacenadas en los acuíferos. Esta reducción del almacenamiento de las reservas de agua subterránea se ha manifestado también en un descenso continuo de los niveles freáticos en muchas cuencas ubicadas en la Zona Central del país.
El problema principal que afecta a muchos agricultores y ganaderos de la zona central de Chile es disponer de una fuente permanente de agua que les permita sustentar el riego de sus cultivos. Tradicionalmente, las fuentes de agua continua que han dispuesto los agricultores para el regadío de sus campos de cultivo corresponden al agua de río que, a través de canalizaciones, se redistribuye a los distintos campos agricultores. En menor proporción, el riego se ha realizado a través de la explotación de aguas subterráneas realizadas por medio de pozos. En otras sequías de menor duración que la actual, los agricultores han recurrido a la explotación de aguas subterráneas, como una manera de palear la falta de agua en los ríos. No obstante, la actual sequía que afecta a la zona central ha producido también un descenso significativo de los niveles freáticos en las napas, lo que en muchos casos ha producido que las norias que utilizaban para abastecerse de agua se encuentren secas y, por lo tanto, les ha impedido disponer en esta ocasión de agua subterránea suficiente para afrontar mejor la situación. Bajo las condiciones actuales de sequía los principales ríos de la zona central disponen sólo en algunas ocasiones de caudales significativos durante ciertos períodos de tiempo que son generados por algunos procesos tales como: el deshielo que ocurre durante el período estival de la nieve caída en invierno y acumulada durante el invierno en la Alta Cordillera o cuando ocurren eventos de lluvias torrenciales, que producen un aumento temporal del caudal del río. En ambos casos, una parte importante del mayor caudal de agua que llevan los ríos no es recuperado, debido a la falta de embalses que permitan su retención. En estos casos, a los agricultores les resulta frustrante ver como los excesos de agua que puedan llevar los ríos en un período corto de tiempo no puedan ser almacenadas para ser aprovechadas posteriormente, en época de sequías. Por otro lado, la construcción de embalses de agua en estos momentos no es una solución rápida y factible para los agricultores ni a corto ni mediano plazo, debido a que se requiere demasiado tiempo para su construcción y posterior llenado e inicio de operación.
Una buena solución para aplicar e implementar de manera rápida y eficaz en las cuencas con situación actual de extrema sequía que afecta la zona central de Chile, es la recarga artificialde las napas. Esta metodología puede definirse como el conjunto de técnicas que permiten aumentar la disponibilidad de aguas subterráneas, con la calidad necesaria, mediante una intervención directa en el ciclo natural del agua (Custodio, 2019). La recarga artificial a los acuíferos es una técnica extremadamente poderosa para optimizar la gestión de los recursos hídricos en cuencas, especialmente cuando estos recursos son escasos. En términos simples, ¿en qué consiste la recarga artificial? La recarga artificial consiste en tomar el agua del río o de un torrente cuan este lleva un caudal importante como consecuencia, por ejemplo, de lluvias significativas y esta agua es canalizada a terrenos llanos en los que se pueden habilitar piscinas o pequeñas lagunas artificiales para que el agua lentamente se infiltre hacia las napas. También podría hacerse por la canalización de las aguas del río hacia un pozo de agua ya existente e introducirla en el mismo. Contrariamente el pozo de agua no se llenará y rebalsará (cuidando si el caudal que se le introduce), sino que el agua penetrará en las paredes del pozo y alimentará a la napa freática. Por supuesto que mientras más tiempo continúe este proceso, más agua será almacenada en la napa. La Figura 1 muestra perfil esquemático de cómo se realiza el proceso de llenado de piscinas de infiltración, las cuales típicamente son llenadas con agua excedente de un río. Así el agua almacenada en las piscinas comienza a infiltrarse en el terreno hasta llegar al nivel freático, lo que produce un ascenso de los niveles y el almacenamiento de agua en el acuífero.
Para enfrentar mega sequías similares a la que afecta a nuestro país, muchos países han comenzado a recargar artificialmente los acuíferos, buscando así almacenar agua (en épocas que abunda) para poder extraerla (en épocas en que escasea) o simplemente mantenerla ahí para la protección de los ecosistemas asociados. La recarga artificial a los acuíferos es un proceso importante para la gestión de los recursos hídricos superficiales y subterráneos, ya que su potencial radica en utilizar las unidades geológicas del subsuelo como verdaderos embalses subterráneos para almacenar agua. Ésta es una técnica de gestión de recursos hídricos extendida a nivel mundial y consiste en la introducción de agua al acuífero, mediante variadas metodologías de infiltración tales como balsas o piscinas de infiltración, pozos de inyección, zanjas u otros mecanismos. La aplicación de técnicas de recarga artificial no solo se practica en países con escasez hídrica para aumentar el recurso disponible, como Israel, Australia, España y Grecia, sino que también están muy extendidas en países centroeuropeos y nórdicos, ya que la calidad del agua mejora a través de su paso por el subsuelo. En los últimos años, en Chile se han llevado a cabo diversos estudios e iniciativas a nivel público y privado de recarga artificial de acuíferos. Se han estudiado posibles zonas potenciales, los requerimientos técnicos y sus condiciones. No obstante, muchas de las iniciativas de recarga artificial realizadas se han implementado sin considerar la sustentabilidad de los proyectos a largo plazo como consecuencia del desconocimiento de los procesos de colmatación.
La efectividad de la recarga artificial está íntimamente ligada a las características hidrogeológicas, hidrodinámicas y de almacenamiento de las napas a recargar, así como al régimen de explotación al que este se encuentra sometido. En este sentido, es preciso indicar que el agua recargada artificialmente debe permanecer en el acuífero el tiempo suficiente para permitir su utilización posterior y su calidad final debe ser la adecuada para los usos a los que se destine. Sin embargo, no se puede realizar recarga artificial a los acuíferos si no se conoce previamente el funcionamiento hidrodinámico de las napas. Por mencionar un ejemplo, si la recarga artificial se realizase cerca de zonas urbanas, es posible que el ascenso de los niveles freáticos inunde estacionamientos subterráneos, vías subterráneas, estaciones de metro, etc. También podría producir inundaciones de terrenos que naturalmente no presentan suelos saturados. Por lo tanto, es imprescindible realizar primero un estudio en detalle y acabado del funcionamiento hidrogeológico del acuífero, y ojalá con un modelo numérico de flujo antes de realizar cualquier obra tendiente a generar recarga artificial. Esta falta de conocimiento del funcionamiento de las napas subterráneas es el gran problema que debemos resolver para avanzar en el desarrollo de la recarga artificial. En este sentido creemos que el Centro de Investigación y Desarrollo en Ecosistemas Hídricos de la Facultad de Ingeniería, Ciencia y Tecnología, jugará un papel destacado en el futuro para aumentar el conocimiento científico de las napas subterráneas de la zona central de Chile.
Por las condiciones geológicas y geomorfológicas en que se encuentran ubicados muchos ríos de la zona central de Chile, como los ríos Aconcagua, Maipo, Cachapoal, Tinguiririca, Mataquito y Maule entre otros, es factible la realización de la recarga artificial para almacenar agua en las napas subterráneas y así mejorar la gestión del recurso hídrico en las cuencas. Así, la recarga artificial a los acuíferos es una tecnología eficaz para enfrentar la crisis hídrica como la que afecta nuestro País y así lo considera el Plan de Adaptación para los Recursos Hídricos del Ministerio del Medio Ambiente (2014) y el Plan Nacional de Recarga de Acuíferos para la Agricultura (2019). En dichos planes de adaptación se busca, entre otros objetivos, mejorar la gestión sustentable de los recursos hídricos, que permita una adecuada protección de la cantidad y calidad de las aguas dentro de un contexto de escasez hídrica y cambio climático. Es por lo anterior que se ha señalado a la recarga artificial de acuíferos como una alternativa viable en muchas regiones del país, esto ante la dificultad de recuperar el déficit histórico de agua que presenta Chile en la construcción de embalses de regulación, en particular de los necesarios para asegurar el riego agrícola.
Por Christian Herrera L.
“Un terremoto silencioso” así fue calificada la mega sequía que afecta a Chile y que según las autoridades no sólo es la peor del último siglo sino que, además, mantiene a 119 comunas en escasez hídrica.
Esta crisis que parece no tener fin, obligó al actual gobierno a declarar en estado de emergencia agrícola a seis regiones de nuestro país y a dos de ellas, Coquimbo y Valparaíso, zonas de catástrofe.
En medio de este desolador panorama llegó a la UBO el geólogo Christian Herrera, doctor en hidrogeología de la Universidad Politécnica de Cataluña de Barcelona, quien tiene como misión liderar las pesquisas del nuevo Centro de Investigación de Recursos Hídricos durante el 2020.
El experto ha desarrollado muchos proyectos de estudio en zonas áridas. En el norte de Chile, en el Lago Chungará por mencionar alguno, y en la cordillera de la costa. Es lo suyo, señaló y de paso reveló que se formó junto a una eminencia de la hidrogeología a nivel mundial, el español Emilio Custodio.
-Profesor, ¿podríamos decir que usted lleva toda una vida tras el agua?
– (Se ríe) Claro, soy nortino y me formé en la Universidad Católica del Norte y he trabajado en estudios de cuencas en Chile y España.
-Pero, hizo el doctorado en España.
-Efectivamente, y cuando llegué a la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona, mi profesor del doctorado me preguntó de dónde venía. Yo le respondí que del desierto de Atacama, “entonces lo vamos a mandar a otro desierto para que le sirva en Chile”, me señaló el doctor Custodio.
– ¿Tan seco como nuestro desierto? No puede ser.
-Así fue, mi tesis doctoral la realicé en la isla Fuerte Ventura, que pertenece al archipiélago de Islas Canarias. De verdad se trata de un lugar muy, muy árido.
-Y el profesor Custodio tenía razón, sirvió y más ahora.
-Por cierto, mis temas han sido la evaluación del origen de las aguas subterráneas y el cambio climático. En el norte de Chile vivimos una sequía eterna, no esperamos que llueva. Es más, cuando llueve se producen aluviones y efectos nocivos. El norte aprendió a administrar la escasez por eso es una gran escuela para los tiempos que se viven.
-Entonces, ¿en el norte no sirve que llueva?
-Siempre sirve, pero es tan poca la lluvia que las napas no se recargan. Por lo demás, el gran problema de la zona es el sector industrial que consume el 80% del recurso. Lo que hay que hacer es mejorar la administración.
-Estos ciclos de sequía han existido siempre?
– El cambio climático ha estado presente siempre, lo que sucede ahora es que hay un efecto antropogénico que influye. El CO2 ha elevado la temperatura. Para que tenga una idea, en el pasado el clima del norte de Chile era parecido al de La Serena y eso permitió que se infiltrara el agua y las napas se recargaran. Esa agua se mueve muy despacito en el suelo a diferencia de lo que sucede en los ríos.
-Ah, la clave está bajo tierra.
-Exacto, antes el norte era más húmedo de lo que es ahora. En la Cordillera de la Costa hay agua subterránea como los pequeños manantiales de la Chimba son muy famosos. Bueno, esa agua fue datada con carbono 14 y tienen 5000 años.
-Esto quiere decir que tenemos una mina de oro o de agua bajo los pies. ¿Es lo mismo en todo el territorio?
-Sí, en el norte y en la zona central hay un almacén de agua subterránea que se puede explotar. Es más, en todos los lugares se puede cavar y a cierta profundidad siempre se va a encontrar agua. El drama es que no se ven y son subvaloradas, pero es la forma de pasar este momento difícil hasta que vuelva a llover y las napas se vuelvan a recargar.
-Al parecer, las desaladoras no son la respuesta.
-Bueno, en el norte la situación se ha hecho tan crítica que han instalado desaladoras en la costa y bombean el agua desde ahí a 2000 y 3000 metros de altura, lo que sale carísimo. Además, allí hay un problema ambiental porque cuando comienzan a bombear agua se secan los manantiales o zonas de bofedales.
– ¿Cuál es el aporte de la academia en esta crisis hídrica?
-Es fundamental. Esta es una problemática con la que se debe lidiar y los estudios científicos sirven para explicar a las autoridades hasta donde se puede explotar un recurso. El problema es que en Chile se adquieren derechos de agua que son perpetuos y cuando no hay una investigación seria se ceden más derechos de lo que aguanta el recurso.
– ¿Acá es donde aparece el Centro de Recursos Hídricos de la UBO?
– Sí, la idea es generar conocimiento de la recarga (en las napas) que está ocurriendo ahora para recomendar a las autoridades respecto de las decisiones que tienen que ver con la entrega de derechos de agua.
-Su experiencia en este tema será fundamental en las investigaciones que desarrolle la UBO.
-La idea es que la experiencia acumulada del norte se traspase a la zona central que siempre ha sido semi árida, pero que actualmente está en una transición a ser un sector árido de frentón por la falta de la lluvia.
-En definitiva ¿se puede hacer algo con las napas?
-Esa será parte de nuestra investigación. Queremos ver la posibilidad de realizar una recarga artificial con el agua que va a dar al mar. La idea es atraparla para recargar ¿cómo lo haremos? Esa respuesta la guardaremos hasta estar listos.
El OBGRD se adjudicó fondos internacionales del IPGH para la realización del “I Taller internacional de capacitación en Geomática para desastres flying labs”, los que fueron presentados al Programa de Asistencia Técnica (PAT) 2020,
La iniciativa cuenta con el apoyo de DroneSar Chile, Peru Flying Labs, Panamá Flying Labs, República Dominicana Flying Labs, Universidad Nacional de Costa Rica, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina y la empresa Imagine -IT
La actividad contempla un Taller internacional de Capacitación en Geomática para Desastres. Flying Labs se caracterizan por ser laboratorios de geomática, donde el uso de drones y tecnologías para la respuesta a emergencias y la reducción del riesgo de desastres son una parte fundamental de la gestión de la información. Se enfocan en la prevención, la respuesta y la ayuda humanitaria, mediante el uso de nuevas tecnologías, robótica e inteligencia artificial. Ver https://flyinglabs.org/chile/
Para mayor información sobre el proyecto visita http://www.ipgh.org/pat-2020.html
La Dra. Gloria Naranjo, docente de la Escuela Ciencias de la Tierra, en Ing. en Geomensura y Cartografía, participó como expositora del VII Congreso Nacional e Internacional de Ingeniería Civil La Gestión del Riesgo de Desastres”, el que se realizó en Santa Marta, Colombia del 02 al 04 de octubre de 2019.
En la ocasión, la docente expuso sobre el Cambio Climático y sus efectos en Chile, evidenciando la gravedad de los efectos en términos de la Sequía que aqueja a varias comunas del país.
Para la docente participar en este tipo de eventos “permite establecer redes de contacto internacionales para el desarrollo de trabajos colaborativos, y a su vez, ayuda a posicionar a la universidad en estas materias en el ámbito internacional”
Por su parte, la Directora de Escuela, Fabiola Barrenechea comentó que “la participación de los docentes de la Escuela en este tipo de congresos internacionales les permite adquirir experiencias que luego traspasan a los estudiantes en el aula, y los motivan a seguir creciendo profesionalmente”.
Entre el 28 de octubre y el 6 de noviembre, la directora del Observatorio en Gestión de Riesgo de Desastres (OBGRD) de la Universidad Bernardo O’Higgins, Fabiola Barrenechea, fue invitada a una pasantía de corta estadía a la Universidad Nacional de Costa Rica, con el objetivo de realizar talleres de “Herramientas Geomáticas y su aplicación en Vulnerabilidad” a funcionarios municipales y profesionales del ámbito de las geociencias.
Asimismo, Barrenechea participó del Foro “¿Variabilidad, Cambio o Crisis Climática? Una discusión epistemológica” donde se analizaron los conceptos y su fundamentación en el uso de cada uno.
Dentro de la agenda, la directora asistió a reuniones con investigadores y alumnos de la Escuela de Geografía, quienes están interesados en desarrollar trabajos en conjunto con el OBGRD.
Esta oportunidad “significó una gran experiencia e intercambio de conocimientos en materia de Riesgo de Desastres, ya que abre posibilidades de proyectos en conjunto e intercambio de docentes y alumnos a través de pasantías de corta estadía”, afirmó Fabiola Barrenechea.
El 16 de octubre, con éxito se realizó el primer café científico, donde una comisión de investigadores compuesta por el Dr. David Salisbury de la Universidad de Richmond, EEUU; la Dra. Nancy Aguirre del Instituto Panamericano de Geografía e Historia de la OEA (IPGH) y Fernando López, Director del Instituto Geográfico de Aragón, España, quienes expusieron sobre el Cambio Climático, sus efectos e impactos.
Al evento asistieron investigadores, instituciones públicas y privadas, junto con estudiantes de la carrera de Ingeniería en Geomensura y Cartografía, quienes trabajaron en conjunto en el desarrollo estudios de caso de sequía en Chile, junto a los alumnos de la Universidad de Richmond.
Presentaciones: